martes, 11 de noviembre de 2014

Ya no queda.

Es en el lugar
donde agonizan los recuerdos
que tu nombre tiene morada,
calado en lágrimas
que nadie llora.
Ya no queda sal.
Tiempo que resbala
gastado del uso,
agotados los amaneceres,
y de tantos que hemos perdido,
el mirlo ha quebrantado
su garganta a la Luna.
Te he amado sin amarte,
sin más arma que los sueños,
sin escudo, sin temores,
Amazona que rasga el viento
camino del horizonte
donde se funden los azules.


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