lunes, 19 de febrero de 2018

Uno más.

Uno más.
Lo recuerda el calendario
aferrado al imán que lo sustenta,
pero éste no ha costado tanto.
Me lo he fumado con paciencia
entre toses y suspiros,
ardor en el pecho
y granizo en las manos
para sujetar las sienes
y enfriar los pensamientos.
Los sentidos al dente,
más café de lo debido
y más ganas de aprender
a crecer con lo vivido.
Uno más.
Ni lo pienso. Uno menos.
Que a tu lado todo es poco
y tan fugaz es el tiempo,
tanto que me has dado
mas aún me falta aliento
para vivir lo que queda.
Y ese instante
entre tus brazos al despertar,
ese sólo momento
en el que tus labios
toman mi boca al asalto
devorando un beso,
hace que merezca la pena
uno más.
Y uno menos.

sábado, 10 de febrero de 2018

Sueños robados.

No hay nadie ni nada hay
capaz de robar un sueño.
Un sueño se pierde traspapelado
en el abatimiento y la desidia.
La cómoda e injusta,
pero a veces necesaria,
culpa ajena que enmascara
vergonzosa rendición.

La insondable frialdad
de un corazón maltrecho,
que tras cien golpes de realidad
se ha tornado mármol
y aún así, sigue tanteando
los exteriores de la caverna,
ebrio de lágrimas de azufre
ansiando cualquier anhelo.

Esperanza o amenaza,
qué sé yo!
Cuando la rutina se desliza
como una fría lengua,
cuando la ilusión
está sólo de paso,
cuando la venganza
se tamiza con una criba rota.

El dolor deja una impronta
difícil de borrar, travestido
de una sospechosa normalidad
entre el hogar y el infierno.

La espera infinita
de un mañana incierto,
el peso de un pasado
sepultado en el barro,
la cruz del encierro
y la desposesión,
la desnudez de un sueño robado.

Mas no hay nada, ni nadie hay
capaz de robar un sueño