viernes, 5 de mayo de 2023

A veces.

A veces canto con voz de flores
y otras lloro con sal de roca.

El tiempo pasa indolente
cómo las nubes de tormenta,
quemando cosechas
y arrastrando barro,
llevando tejados a otros lares,
desahuciado promesas.

Tildeme de inconsciente
por saltarme alguna reglas,
mas un instante que se pierde,
queda atrapado sin vuelta alguna,
y deshonra la proeza
de vivir en la versión
que yo misma he asignado
a la piel que habito.

A veces lloro con voz de tierra
por los momentos que no llegaron
y otras, tiemblo de alegría
por los que le robé al infortunio.



jueves, 4 de mayo de 2023

A mi Dori

Te has ido de mis brazos
aún sintiendo el peso de tu carne,
de tus huesos en mi regazo 
Sin dolor. Sin miedo.
Y a pesar de que el momento
llevaba tiempo anunciado,
algo volvió a romperse dentro,
clavando sus aristas en cada surco.
No soporto ver la nada
en ese hueco del salón.
Los tímpanos estallan
al escuchar este silencio
ante cada amenaza inexistente.
Tropiezo a cada paso con tu ausencia,
enredada en los pies.
Y sé que tarde o temprano
las lágrimas dejarán de brotar,
al igual que sé que no va a ser hoy.


miércoles, 26 de mayo de 2021

Envés.

Te muestro mi envés
y a pesar de las proezas, 
sucumbes en carne y hueso. 

Las mariposas fingen temor 
mientras arde el horizonte, 
tierra que alberga la sangre 
de cien noches en vela. 
No amarga la hiel 
sino la palabra escondida
en unos labios canciosos, 
hambriento queda el cuerpo. 
Brilla el rostro a media luz. 
La mirada se pierde por la ventana 
aunque muerda la oscuridad. 
Y encuentra destino en la ausencia. 
Te revelo el envés 
de esta condenada alma. 
Harta de otras vidas, 
entrega el relevo y se despide. 


sábado, 11 de enero de 2020

El Loco

La vida es una maraña, 

como tela que teje la araña, 

más sin ningún orden

ni simetría. 

Llena de locos, o se les llama, 

que al igual que acróbatas, 

danzan por la seda

donde los cuerdos quedan pegados. 

Y es que el vértigo que da el temblor

anestesia todo sentido, 

erizando la prudencia, 

sumando plomo a pies y manos. 

Llamadme loco, o enajenado, 

censurando mis piruetas. 

Qué más da. 

Voy a recorrer cada rincón

mientras observan desde su esquinazo. 

A enredarme en cada fibra 

como el pelo de un niño desaliñado, 

A tejer una hamaca de recuerdos 

donde descansar mis huesos 

cuando me fallen las ganas. 





sábado, 9 de noviembre de 2019

Reinicio.

No me aturden los recuerdos, 
ni los obviados ni a los que se aferra 
una mente selectiva
en pos de la supervivencia. 

Es esa tarjeta de memoria 
desechada, 
archivo temporal 
en la papelera de reciclaje, 
que se reinstala por error. 
Y golpea cada nervio
como virus implantado 
destruyendo el software. 

Porque todo lo que sucede, 
conviene. 
Pero cuesta tiempo y derrotas
comprender lo sencillo. 

Y en el mientras tanto, 
reiniciando. 

viernes, 28 de diciembre de 2018

Fin de Año.

Terminó.

Un reloj soportando estoicamente
millones de ojos ansiosos
por recalibrar, una vez más,
sus almas en ese segundo
que le sobra a las doce.

Esta noche no salen las brujas
por temor a los demonios liberados
tan sólo una jornada,
esperando el toque de queda
para volver con la resaca
y medio día perdido.

Esperanza.
Alegría.
Besos con sabor a fructosa.

Burbujas a tragos largos
que entumecen lo pasado
y dan paso a más de lo mismo,
pero esta noche recapitulamos
lo que sobra para hacerlo menos
y lo que falta, lo lloraremos mañana.

Hoy más sueños.
Propósitos.

Y a la desesperada,
juramentos de enmienda
con la misma caducidad
que una amapola en otoño.

Nos hemos tragado las uvas
y la angustia se digiere
acompañada de pan para hoy.
No sé lo que vendrá mañana.

viernes, 19 de octubre de 2018

Te he soñado.

He soñado tus ojos.
Aún posados en el infinito,
tratando de asumir
que ya no flotan
en ese cálido remanso
de aguas cálidas, su vientre.

He soñado con tus manos,
tratando de empuñar la vida
como daga de guerrera,
alzando al cielo los brazos
buscando una piel que te asista,
que calme la sed y el llanto.

Y he soñado con tu boca,
tus orejas, con tu pelo,
toda tú, aún sin estar,
y yo henchida, tanto,
que el esternón se quiebra
para hacerte sitio. Tu sitio.

Todo se vuelve pequeño
en mis labios cuando te hablo,
mi voz, de emoción rota,
y sin quererlo ni pensarlo,
nace una melodía, una nana,
acunando tu cuerpo en mi pecho.

No estás, pero te siento,
te intuyo más pronto que tarde
y si yerro en mi pronóstico,
se hará larga la espera,
porque el tiempo se hace denso
cuando de amarte se trata.

No temas venir al mundo que yo,
acompañaré tu llanto
y no por hambre, ni por pena,
sino por este temblor,
este miedo que me entra,
de no haber aprendido aún
a ser una buena madre, y en breve,
me estarás llamando abuela.