sábado, 29 de octubre de 2016

Apatía

No sé si será el momento,
o quizás quede distante,
de reinventar el armazón,
el engranaje,
el encaje de las venas
que transportan el rumor
de cada latido,
como la espuma de mar
que corona las olas
de un mar bravío
en un ajuste de cuentas
contra las rocas.
No sé yo si será tiempo
de sellar las grietas
por las que emanan suspiros,
por las que se escapan
desencanto y sueños
a partes iguales,
no sé si habrá o existió
vez alguna
suficiente aislante
para las goteras del alma.
Sólo sé y aún así lo dudo
que sigo en pie,
a pesar y con los pesares
que conlleva el hastío,
cuerpo frío y dolor
de un pecho astillado,
que de tanto amor
se ha quebrado,
dejando entrever el vacío
que ha desahuciado a la pena.
Ya no hay llanto ni fuerza
para enojar a esta tierra
cubierta de espesa ignorancia,
ya no queda rabia
con la que calmar la sed
y a sorbos de apatía
suavizo la aridez
de mi garganta quemada.
No sé si será el momento,
no sé si tan siquiera
me quedan ganas,
sólo cansancio bajo los ojos
trasnochados de tristeza.
Solo la espera, eterna espera,
de que caigamos en la cuenta
de lo mucho que se añoran
nuestras soledades.