¿Por qué tanto escribir a la Luna,
poetas inspirados
en el temblor de su reflejo,
ahogando uno y mil versos
en el luto de la noche?
¿No es acaso el Sol,
astro olvidado,
quien os ofrece un nuevo día
con el rubor en su rostro,
propuesta de nuevas vivencias
y desvaríos?
Cuán desagradecidos todos
con aquél que dio y da la vida
a los pájaros cantores,
al narciso, a la espiga,
a las yerbas altas
y a la tersura de esos labios
por los que suspirais en sueños.
Astro Rey que presta su sonrisa
a la hermosa Luna,
depositaria de tanto verso,
para que mueva y conmueva
al mar,
a todos aquellos que retraídos
por la fuerza de la resaca,
vuelven en sí y a sí mismos
en cada ocaso
y ocultos en la penumbra,
le hacen y deshacen el amor
en cada poema.
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