y otras lloro con sal de roca.
El tiempo pasa indolente
cómo las nubes de tormenta,
quemando cosechas
y arrastrando barro,
llevando tejados a otros lares,
desahuciado promesas.
Tildeme de inconsciente
por saltarme alguna reglas,
mas un instante que se pierde,
queda atrapado sin vuelta alguna,
y deshonra la proeza
de vivir en la versión
que yo misma he asignado
a la piel que habito.
A veces lloro con voz de tierra
por los momentos que no llegaron
y otras, tiemblo de alegría
por los que le robé al infortunio.