viernes, 25 de noviembre de 2016

El perfecto silencio

Voy trotando un suelo imperfecto
y cada paso fuerte, firme,
pretende allanar el desnivel
sin resultado aparente.
Pienso en aquello que contaron,
aquello que nos metieron
tras la frente y a fuego,
que una ha de ser paciente,
y que abrir la boca es rebeldía.

Mientras buscan
el perfecto silencio
dejas de entender
lo que dice tu voz.

Hábiles para mostrarte
que las cosas no son fáciles
y aguantar es disciplina
necesaria para el confort.
Cuando lo contrario
se vuelve ruptura
y convulsiona el rol perfecto,
de cómo son las cosas
para que el mundo siga girando.

Mas yo he parado el mundo.
He parado el mundo
y ocultado mis clavos.

De correr me he vencido
y rodado cuesta abajo.

Al trote voy pisando
este suelo imperfecto,
allanando y gritando.
Arrancando la mordaza,
cerrando las puertas del rostro,
deshaciéndome de miradas
enquistadas en la garganta.

Tengo miedo, pero no lágrimas.
Extraviada y expuesta,
con la sangre rabiosa
y de orgullo embriagada.

Cada paso me insta a creer
que no hay condena
sin verdugo
ni verdugo sin su víctima,
y el tiempo me ha hecho fuerte,
de paciencia infinita.

Pero se extrema la urgencia,
y la vida no espera
a que se oxiden las hachas,
a que reflejen los rostros
de las felices hembras,
hoy aún desdibujados
por el pavor y la indolencia
de poder sobrevivir
a sus horrores y miedos.


martes, 22 de noviembre de 2016

En un mundo azul.

A tu nombre respondes
sólo a veces, las menos,
y me pregunto si será quizá
porque así no lo elegiste,
o porque en mis labios
se torna confuso, distinto
al que logra describirte
en ese mundo que habitas.
Se levantaron cristales
de humo y nácar, muros,
cancelas sin llave, corazas
que pretendieron apartar
el ruido, el abrazo externo,
el contacto de la piel,
el beso y sin embargo,
me invitan a entrar tus ojos.
No puedo oír las campanas
de bronce forjadas
que asaltan tus sentidos
en una cruel emboscada,
mientras tu pequeño corazón
trata de deshacerse de la prisa
gritando cada latido que sobra,
pidiendo el silencio que le falta.
Escucho tu risa a lo adverso,
tu llanto a deshora, y leo
la indiferencia al chiste
en un rostro hermético
cuando a veces te alejas
tratando de ordenar las nubes
con las manos alzadas
y danzando al ritmo de un junco.
Y yo adoro esta forma,
tu forma y tus límites,
ilegibles para tantos y tan bellos,
excelencia de lo difícil,
tan igual, tan distinto, tan tú,
tanto amor envasado
en tu pequeño cuerpo, un alma
luchando en su mundo azul

viernes, 4 de noviembre de 2016

Toque de queda

Estoy en toque de queda.
Cerrad puertas y ventanas!
Que no entre, ni aunque quiera,
la penumbra de madrugada
portando dolor y quimeras.

El tiempo se ha enmarañado
en las fauces del silencio,
La carne ya se ha desangrado
y aún así escribo cual necio
las consignas de un tratado,
pactando por mi vida un precio
a cambio de estar a tu lado.

No me chiste, ni pregunte,
que si de mí algo queda,
se arrancará otra vez el yunque
y tejerá con fina seda
unos labios que la busquen.

Entre sombras y trincheras
con la piel ya desarmada,
tengo el el alma a jirones
y ni una sola grapa.