sábado, 21 de marzo de 2015

De aves y amores.

Hay amores que como aves,
pequeños gorriones o jilgueros,
se deshacen en cantos y gorjeos,
bailando el cortejo,
perdiendo la pluma
ante rivales valientes, 
en un furioso y arduo combate
por un mero espacio en el nido..

Otros que no son amantes,
sino  buitres carroñeros,
esperan la presa rota, deshecha,
ya abatida por otro ,
para saltarle al cuello
y devorarle los restos.

Fieles son como cigüeñas
aquellos que nunca abandonan
el amor elegido, y si lo perdiera,
queda solo y afligido,
esperando el reencuentro
en otras posibles vidas.

Cuco aquel que sin rubor
aprovecha cualquier descuido,
saca lo que otro ha engendrado
mediante templanza y mimos,
depositando su simiente
en pecho ajeno, como un tiro,
para después olvidarlo
y abandonarlo a su desgracia.

Y el que a altas cumbres te lleva,
volando cielos infinitos,
respirando nubes, bebiendo sol,
hasta que el vacío se acerca
más aprisa, quebrando huesos.
Víctima que no repara y sueña
en colgarse de nuevo a la garra,
y perder la carne en cada impacto.

Yo me quedo con la dulce,
laboriosa y cándida golondrina,
que marcha en invierno al sur
y me trae después la primavera
con el corazón henchido,
las alas llenas de besos
y miles de versos en el pico.

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