Ayer como otros tantos, se celebró el Día Mundial de la Poesía.
Siempre he sospechado que el hecho de que la Poesía tenga un día marcado en el calendario y no la prosa o el ensayo, era síntoma de declive, alarma, como ésos días de tantas especies en extinción o enfermedades raras…
Sin embargo, me negaba a creer que algo tan hermoso no tuviese una gran acogida y grata respuesta en los corazones sensibles, más allá del verbo.
Fue entonces cuando me asaltó la idea de hacer un llamamiento masivo para que todo aquel que quisiera participar en la celebración, me enviase algún verso o poema para así publicarlo en el blog.
Cual fue mi decepción al ver que no sólo no había poemas en mi buzón de correo, sino que además en los grupos de padres a quienes envié la invitación, no obtuve ni una sola respuesta. Para bien o para mal.
Quizá hubiese sido mejor idea poner la foto absurda de turno y recibir los emoticonos correspondientes de risas, palmadas y jolgorio.
Uno. Un poema de una de las niñas enviado con ilusión y cariño me salvó la mañana, junto con el de mi pequeña que enseguida se puso a ello (de tal palo ya se sabe… )
Llegó la tarde y mi decepción crecía por momentos. “No puede ser, no me lo creo…”
Y fue entonces cuando se me notificaba la entrada de un nuevo correo y allí, allí estaba.
Un poema que me emocionó hasta límites insospechados, no por los versos en sí, que también, sino por la historia que llevaba detrás.
Ojalá pudiera contaros, pero he de salvaguardar la intimidad del autor. Sólo deciros que fue escrito hace 55 años y recordado para este llamamiento, sin ningún documento escrito, simplemente atesorado en la memoria y rescatado como homenaje a una persona muy querida.
Con lágrimas en los ojos y la piel erizada en suspiros, sólo puedo decir GRACIAS. De corazón.
A mi hermana Ana Rosa
Tiene once años mi hermanita,
y ya es toda una pobre mujercita.
Yo la adoro como al más preciado tesoro.
Tiene once años y es chiquita,
Es como la rosa marchita de un jardín.
Es el ángel paladín
del Dios, supremo creador.
Rebosa su rostro de amor
y llora su cuerpo salud.
Es como un roto laúd
que ya no puede sonar.
Desprenden sus ojos dulzura
y su sonrisa, inocencia.
Y su silencio forzado
dice palabras de amor.
Santa Fe, 1958.
José Alberto Pardi
*****
Palabras al aire
que el viento arrastra.
Flores divertidas
bailan la danza.
Gente aburrida
se divierte con palabras,
que el viento una vez se llevó.
Las flores bailan y bailan,
hasta llegar la mañana.
-Nerea Esteban. (11 años)
*****
En este día
de alegre sol
como los pájaros
te canto yo
y te regalo
una fresca flor
de mis mañanas
llenas de amor.
-Kelly Piña. (11 años)
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