Estoy en toque de queda.
Cerrad puertas y ventanas!
Que no entre, ni aunque quiera,
la penumbra de madrugada
portando dolor y quimeras.
El tiempo se ha enmarañado
en las fauces del silencio,
La carne ya se ha desangrado
y aún así escribo cual necio
las consignas de un tratado,
pactando por mi vida un precio
a cambio de estar a tu lado.
No me chiste, ni pregunte,
que si de mí algo queda,
se arrancará otra vez el yunque
y tejerá con fina seda
unos labios que la busquen.
Entre sombras y trincheras
con la piel ya desarmada,
tengo el el alma a jirones
y ni una sola grapa.
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